MOVIMIENTO 1

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martes, 5 de octubre de 2010

¿Por qué nadie hace nada por la Seguridad?


                          Sin entrar a analizar las razones de la falta de pensadores políticos en nuestra patria que son muchas, nos permitimos analizar, el ideologismo, la chatura y extravagancia de los personajes que pomposamente son denominados DIRIGENTES políticos.

                        La política en mano de estos vándalos ha dejado de ser “el instrumento valido para la realización de la sociedad y del país, para convertirse en el elemento de dominación y expoliación de la sociedad en beneficio de la banda alternante en el  usufructo del poder.

                       En este orden del desorden politiqueríl, quien no se declare PROGRE, esta listo, automáticamente se lo encasillara como FACHO partidario del PROCESO, retrogrado, ortodoxo, oscurantista o medieval.

                       Este Progresismo endémico y patológico es una ideología  neo-marxista, la nueva Izquierda, que militantemente  toma partido en defensa del delincuente,  del inadaptado, en detrimento del ciudadano útil a la sociedad.

                          Esta izquierda, no tiene en cuenta al fenómeno social de la inseguridad que golpea sobre todo a los más pobres, porque ve en el delincuente a una víctima producto de esta sociedad.

                           La seguridad es vista por este izquierdismo Progre, como  un reclamo político de la derecha  fascista.

                           Esta izquierda enferma ha traicionado a su propio electorado,  adoptando "la cultura de la excusa" que la lleva a ignorar a la verdadera víctima, para asumir la defensa del que viola la ley, privilegiando su creencia, de que son  las causas sociales,  la explicación y motivo del delito y los delincuentes.

                          Por esta razón,  ven con horror la idea de  combatir la delincuencia.

                          Para el izquierdismo Progre, la explicación se convierte en excusa, y esta excusa, protege al  delincuente y justifica la inacción de los poderes del Estado, recordemos las afirmaciones de que se trata de “Una Sensación” y no de una realidad.

                            Otra creencia ingenua y perversa  del izquierdismo Progre, es  que una mejora de la situación económica traerá automáticamente una caída en los índices del delito. 

                           En la práctica, es apostar  a la inacción permanente, a que el tiempo lo resuelva o apostar a la falta de memoria colectiva.

                           Podemos comprobar la falsedad de esa tesis, en Argentina se ha crecido  sostenidamente en lo económico en los últimos años, producto de las condiciones imperantes para toda América y en particular para La Argentina por ser un gran productor de soja (o del yuyo, según la Presidente), pero el flagelo de la delincuencia no sólo no retrocedió, sino que avanzó  como una marea incontenible.

                          La insensatez de este ideologismo  necio y obcecado, cree que las medidas de seguridad, corresponden a un pensamiento retrogrado de  derecha fascista.

                        Ese es el discurso de una dirigencia torpe, miope, totalmente desconectada de la realidad, cegada por la falsedad de un ideologismo salvaje.

                        En los suburbios humildes del conurbano Bonaerense  la gente pide más seguridad, sin importar el color político que las identifique "Los ciudadanos que todos los días salen a trabajar, reclaman que el Estado cumpla con su obligación y se los proteja” sin las falsas premisas de derecha e izquierda.

                         Quienes públicamente sostienen con ideologismo posturas intransigentes en cuanto a permitir medidas tendientes a la represión de los delitos y al endurecimiento de penas y medidas judiciales, no presentan alternativas serias, solo esgrimen ideas banales y cándidas posturas, alejadas de la realidad de quienes tienen que convivir con el delito a diario y sufrir sus consecuencias.

                          Al negar la realidad de la delincuencia, los "sesudos" del progresismo no han entendido que la inseguridad toca justamente a los más carenciados, flagela  las barriadas mas humildes.

                          "La izquierda que acostumbra a descalificar a quienes levantamos la voz en defensa de la sociedad que sufre la inseguridad,  ha olvidado sencillamente que las primeras víctimas del incremento de la inseguridad" son los trabajadores, a quienes paradojalmente ellos dicen representar.

                            La tendencia de estos sectores políticos, es "ideólogizarlo todo”, así nublan la realidad y confunden su entendimiento del problema. 

                          "La seudo intelectualidad de izquierda, sigue viendo en la idea del  incremento de las  facultades policiales y de la justicia, una amenaza para las libertades", la razón de ello, radica en el espíritu autoritario que los anima en su razonamiento, en su falta de confianza en el poder Republicano y del Estado de Derecho para controlar posibles excesos.

                          En el imaginario  del izquierdismo progresista, la lucha contra el delito está siempre asociada con la limitación de la libertad individual o su eliminación, complejo heredado del componente anarquista que los motoriza y su actividad conspirativa y subversiva  a la que adhieren naturalmente.

                         No hay duda de que pueden cometerse abusos en la represión de la delincuencia, pero en el “estado de derecho” existen mecanismos para prevenirlos y evitarlos.

                       Por lo tanto, no pueden ser la excusa para una inacción permanente. 

                       La inacción ante este problema genera  el caos general y mas inseguridad, ello, acaba atentando, no sólo contra la libertad individual, sino contra la libertad en el conjunto de la sociedad y contra la vida misma.

                      Este izquierdismo miope ve a los delincuentes, como el nuevo proletariado.


                       Personajes trágicos por sus acciones y pensamiento como el Juez de la corte  Eugenio Zaffaroni que tienen como sustento de su garantismo al desaparecido filósofo francés, Michel Foucault y su libro, "Vigilar y castigar" de (1985) que es la Biblia del garantismo. Estos,  Ven "A los que roban,  a los que violan,  a los que matan, como victimas que no deben ir a parar a las cárceles: “Se preguntaba Foucault textualmente en su Libro:, por ejemplo,  ¿De dónde viene esta extraña práctica (sic) y el curioso proyecto de encerrar para enderezar a quien comete un delito?".
 
                          "Para la concepción Progre, el nuevo proletariado a proteger y apoyar, son los delincuentes". 

                            Las victimas del delito, o sea, el  pueblo trabajador  es el factor de opresión de este nuevo proletariado.

                           Los que cometen delitos estarían en rebeldía contra una “ley y un orden injustos”. Son ellos las víctimas. Con este discurso, la izquierda aborrece totalmente la idea de represión.

                           Esta nueva Izquierda parida con “La Muerte del comunismo Soviético” esta enferma de  racismo y fobia a lo Policial o Militar, en realidad sufren de paranoia al Orden Social.  Para ella, "Los Policías son siempre presuntamente culpables de conspiración contra sus anhelos políticos y represores de los jóvenes siempre totalmente inocentes así le hagan sombra al mismo Belcebú".

                           Eso explica que se movilicen por los casos de gatillo fácil o abuso Policial, pero jamás n se vera a uno de ellos entre las manifestaciones en clamor por JUSDTICIA por las víctimas de la delincuencia.

                            Pero la única VERDAD, es que  "no retrocederá la inseguridad sin rehabilitar a la Policía devolviéndole las atribuciones que le fueron sacadas" y que ésta, para reaccionar favorablemente, "necesita sentir el respaldo político para ello.

                          Pero para este Progresismo, es inimaginable esta reacción, “porque reserva su compasión para los delincuentes y no tiene ni una palabra de consuelo o aliento para los que trabajan, los que estudian o los que padecen  a manos de los delincuentes y sus  delitos".

                         Mucho menos para los policías caídos en cumplimiento del deber. "existe un divorcio entre el pueblo y la dirigencia Política.

                        En las zonas sensibles, la gente clama por más presencia policial y seguridad".

                        El "APARATO" de los derechos humanos

                        Finalmente cualquier gobierno, "de derecha o de izquierda", que decida enfrentar el delito con la suficiente decisión política, chocará contra el "APARATO de los derechos humanos".

                       Un aparato fenomenal y bien aceitado, que dio origen a esa nueva mirada candorosa, pasiva y protectora hacia la delincuencia. Un aparato, ante el cual la totalidad del espectro político se arrodilla y rinde pleitesía como a una deidad infalible e inapelable.  

                    Cualquier intento  por cuestionar sus posiciones y actividad en favor de la delincuencia, será  rechazada y las personas sometidas al escarnio y la descalificación, por los medios de comunicación. 

                          Así organismos como el CELS, Madres de Plaza de Mayo, Abuelas, etc.  nacidos como colaterales de las actividades terroristas,  o personas emblemáticas de las actividades en las bandas del terrorismo Argentino de otrora son INTOCABLES.

                          Mientras la sociedad es desangrada y escandalizada día por día sin que a nadie se le ocurra una verdadera reacción.

                        Dios proteja al Pueblo Argentino, porque su clase política y dirigente lo ha traicionado abandonándolo a merced de la delincuencia y el caos social.

Por Juan Carlos González Costa
MOVIMIENTO U.N.O.
UNIÓN NACIONAL ORGANIZADA



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